15.6.05

¿qué te funciona? y ¿qué le ves?

Qué lástima, pero qué alegría que no exista tal cosa como un "Manual para las Relaciones exitosas". En la práctica de las relaciones la realidad ha probado ser muy bondadosa. Al parecer hacemos aquello que nos funciona, incluso en contra de la sabiduría popular o el "como debiera ser".

Claro que esto de ejercer tu libre derecho de hacer aquello que "te funciona" de ningún modo te libera de la presión de las expectativas tanto sociales como personales. Me explico, hay parejas que deciden irse a vivir juntas sin casarse porque eso les funciona, de cualquier modo no están libres de la especulación social de porqué no se fueron a casar. Hay parejas que se casan al muy poco tiempo de conocerse porque eso les funciona y no están tampoco libres del chismecillo de si no estarán embarazados. Ese tipo de cosas.

Pero la gran ventaja de esto es que aquellas parejas que se mantienen de dos (o sea, libres de la participación activa de hermanos, suegros, comadres, mascotas e hijos de vecino) tienen un espacio propio e impenetrable para ir agarrando su propio camino de como avanza (o deja de hacerlo) su relación.

Habiendo dicho esto ya me puedo dedicar a lo que iba a ser la discusión central de este post y básicamente es lo siguiente: ¿por qué hay personas que en su lista de ex'es son todos igualitos y hay personas que es exactamente lo contrario? y tal vez sobre esa línea, pero de modo más preciso ¿qué le ves a la gente que te atrae y con las que generas una relación de pareja?

Sé que preguntarle a alguien "qué le ve" a alguien más es un ejercicio un tanto ocioso. Después de todo los gustos se rompen en géneros. Pero seguramente habrá algunas líneas de las cuales no te mueves y a lo mejor hay algunos aspectos que te atraían en el pasado que la experiencia o simplemente la evolución personal hacen que vayas dejando atrás.

Por ejemplo, el día de hoy yo creeo que me atraen los hombres que tienen, como mínimo las siguientes características: inteligencia, sentido del humor (si es sofisticado, denota aún más la inteligencia) e ingenio (que es un poco la combinación de los primeros dos). Ahora bien, ninguna de estas cualidades son físicas por lo cual si les hiciera un collage con la foto de todas las personas por quienes he sentido mayor atracción con la leyenda de "qué tienen todas estas personas en común" de verlos, fuera del género que comparten (y a veces, ni eso) no serías capaz de encontrarles parecido. Y sin embargo todos los que te mostrara me gustarían mucho.

Claro que eso soy yo.

Alguien más podría hacer el mismo ejercicio y encontrar un grupito de personas bien parecidas. Sé de conocidas que cuando cambian de novio es difícil darte cuenta porque pareciera que están saliendo con hombres fabricados en serie. Difíciles de distinguir uno del otro, incluso en el modo de hablar, de peinarse, de vestirse o de comportarse. Como esta no ha sido mi experiencia, no entiendo bien cual es el origen de esa atracción, pero me imagino que se basa más en un prototipo físico. Del estilo de "me gustan los hombres altos, musculosos, sin bigote, de ojos grandes y cabello oscuro". (O las mujeres, pues, depende a quien le preguntes).

Por cierto, que justo ahora que escribo ese último paréntesis me doy cuenta que conozco más hombres que salen con el mismo modelito cada que cambian de pareja, que mujeres que lo hagan. Pero no creo que sea exclusivo de un gpenero o el otro.

Mi otro punto es que tus preferencias se transforman como el tiempo. Así como yo crecí en los ochentas y ahora que veo las modas me doy cuenta que existía un estilo "ochentero" que el día de hoy se me hace feísimo (razón por la cual ni me dejé tomar fotos entonces, ni las que si me sacaron están disponibles hoy en día), del mismo modo es que algunas cosas que yo consideraba atractivas ya no lo son. Para darles un ejemplo, de más adolescente los hombres peludos (bellos, velludos, velluditos) se me hacían hermosos. Mientras más peludos, mejor. Si no se les alcanzaba a ver la piel del cuerpo de por entre el vello, mejor. Particularmente en las piernas y brazos, seguido de muchísimo pelo en la cara y por último en el pecho. Yummi Yummi.

Pero hoy en día, ya no es así. No sólo ya no es así, sino que hasta lo pienso y me genera un poco de wakala. Particularmente quienes tienen un borrego u oso, según sea el caso, pegados a la espalda. Eeeeewwwwww. Lo único que sobrevive de esa afición el día de hoy es mi preferencia al vello facial, ese me sigue gustando. Del cuerpo, el equilibrio se me hace bueno, tampoco reboté del otro lado y pasé de peludos a lampiños cual focas. Pero ese es un gusto que definitivamente ha cambiado.

Y así, para mí la atracción es un conjunto de detalles. Mientras más mínimos, mejor. Si soy la única quien los descubre y los disfruta, mejor. Por ejemplo, la intensidad de una mirada, el cambio del tono de voz al hablar de algo que le emociona, alguna mueca particular, el modo en el que toma las llaves--- de ese estilo son las cosas de las que me engancho. Por eso es que no tengo un "tipo" de persona que me atrae. Y todos estos detalles, combinados con inteligencia, sentido del humor e ingenio. Wow. Take me I'm yours.

Digamos que para mí la atracción es casuística. De uno en uno voy decidiendo. Y me reservo el derecho a modificar mis gustos por cualquier circunstancia y sin previo aviso.

¿Ustedes qué opinan de esto de la atracción?



1 comment:

grace said...

Sobre este tema, pudiste haber profundizado con Freud, que según él, de forma inconsciente tendemos a relacionarnos con personas que tengan algo en común con en mi caso mi padre, en el caso de los hombres su madre.

Vease Complejo de Edipo.*